El cálculo es inevitable.
Sólo camino si el suelo es seguro,
el aire fresco y tus ojos sinceros.
No supongas mis límites,
ni mis sentires, ni mi ganas,
ni mis dichos, ni mis silencios,
ni mis miradas, ni mis gestos,
ni mis sonrisas, ni mis enojos,
ni mi compostura (mucho menos mi irreverencia).
Tengo cadenas invisibles
que no se perciben ni se escuchan.
que no se perciben ni se escuchan.
Y la certeza de que nunca te animarías a mi lado salvaje.
Ni cortito ni al pie, me dejás releyendo, che.
ResponderEliminarUy, estoy temblando de miedo...
ResponderEliminarESTRE, dejarte releyendo a vos... que miedito...
ResponderEliminarANONIMO, obvio q muy guapo no debés ser... si no, no firmarías así.
pah!
ResponderEliminary que puedo suponer?
(cuanta incertidumbre señora)
las cadenas las lleva siempre?
que molestas, algún pecado muy grande?
hey para usted tampoco hay certidumbres. O solo juega con cartas vistas...
salud
Alfonso, las cadenas siempre están.
ResponderEliminarPasa q a veces pesan menos.
Y si, trato de jugar sobre seguro.
Pero vió como es el destino...
certezas cada vez me quedan menos
ResponderEliminary vos, ¿estás segura de tu certeza?
claro, ahora entiendo que el texto debe tener un destinatario concreto... sí, ahora todo tiene otro sentido.
Ja! No Ismael. No tiene destinatario.
ResponderEliminarEscribo medio vorazmente lo que me llega a la cabeza. No me detengo a pensar demasiado.
Bueno, cuando trabajo, sí lo hago.
Y dejame atarme a mis certezas. Que se yo. Uno nunca sabe cuando van a esfumarse.
Beso.