PORQUE TODOS TENEMOS ANTOJOS

domingo, 11 de diciembre de 2011

Changes





Estaban riendo y charlando cuando, sin querer, ella se pinchó el dedo índice con un clip medio desarmado.


Él le había avisado que se iba a lastimar.

Igualmente, sostenía que era injusto que le echara la culpa. Ella no lo había provocado.


Fue él quien le agarró ese dedo luego de mirar como el punto rojo comenzaba a hincharse de sangre, y justo antes de que la gota ruede hacia abajo, se lo metió en su boca angurrienta y lo chupó. Durante unos segundos, el dedo herido quedó descansando en la lengua de su captor, apresado y sumiso.
La chica se quedó pasmada mientras él la devoraba, lento. Y en el instante en el que ella empezó a sentir que se le erizaba el cuerpo, la trampa liberó al rehén.
Como si nada, siguieron la conversación.

Claro que ella nunca volvió a ser la misma.

Entre otras cosas, ya no soporta la luz del sol.