PORQUE TODOS TENEMOS ANTOJOS

jueves, 8 de septiembre de 2011

Apurados


Decididamente, las callejuelas del microcentro de Buenos Aires incitan a la incomunicación.
Son tan delgadas que sólo permiten dos hileras de personas. Unas que vienen y otras que van.
En las horas pico, es difícil pasar a quien camina lentamente, o está excedido en peso o cargado con bolsas y paquetes. En ese momento exacto es donde los saltarines salen a escena y, con bastante esmero y poca educación, sortean a los retrasados o bajan y suben el cordón de las veredas como equilibristas desaforados.
Si Ud. tuviera la loca idea de ir acompañado, la otra persona deberá colocarse detrás de uno, como en fila india.
Por favor, no insista en iniciar una conversación. Su compañero no lo escuchará por los bocinazos o por los martillazos de los arreglos esporádicos de calles y veredas y dejará una imagen muy graciosa en los transeúntes que pasen, al verlo cogotear cual gallina bataraza para intentar en vano escuchar lo que le están diciendo.
Si Ud, señora o señorita, hoy se puso sus bellos stilettos nuevos, deberá esmerarse para no pisar caquita de perro o no quedarse clavada hasta el tobillo en el barro de alguna vereda rota y a medio asfaltar.
A esta competencia por llegar a algún lado, hay que sumarle la gente que lleva los auriculares de sus mp3 (me incluyo) o está hablando por sus celulares muy animadamente y a los gritos.
Así caminamos como podemos, como si fuésemos vehículos a control remoto manejados por algún loco acelerado. Saltamos, esquivamos, corremos, trotamos, frenamos, todo con una sincronización pocas veces vista.

En este escenario donde todos los factores se alían y se conjugan para potenciar la incomunicación hasta su punto cúspide… decime, a ver, explicame, esmerate, concentrate… ¿Cómo voy a hacer para encontrarte?

5 comentarios:

  1. una descripción urbana vibrante, en serio

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  2. No te apures amor.
    No me busques.
    Ni bajes el volúmen de tu walk.
    Tengo toda la vida para encontrarte.
    Cada mañana al lado mío.

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  3. Cangrejo, bellas letras.
    Voy a tener q encontrarlo si me sigue hablando así.
    Por dónde anda?
    No me apuro. No lo busco. Sólo avíseme, entonces.

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  4. cuando hay belleza en las palabras,
    absorbe un filtro mágico la mente,
    destella en las neuronas,
    enciende una corriente iridiscente
    que refulge serpenteando en el abismo
    es el encanto que captura:
    el hechizo

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Acá nos tratamos con respeto.